Personalmente considero que el silencio es factor crucial, gracias al silencio se logra ese auto observarse – escucharse – centrarse que hace posible primero aceptar eso que en forma de pensamiento, sentimiento, experiencia lo hace a uno sufrir, y segundo, permitir desprenderse de ese dolor porque es parte de algo ficticio, ilusorio, de una mascara creada por y para la cultura, una forma de relacionarnos consigo mismos y con el otro fundada a partir del miedo, se trata del ego. Tanto el psicoanálisis como la meditación, en mi opinión y experiencia, facilitan que se de el auto distanciamiento con la entidad falsa y sufriente que creemos ser y en realidad no somos, ese Yo ilusorio se cae y ese desprendimiento duele y libera, es como despertar de un sueño y darte cuenta que lo único que hacia falta era un poco de aceptación, amor y entendimiento.
Ambos disciplinas o estilos de vida van del ego al ser. Permitir el acercamiento al ser es permitir un acercamiento a la entidad espiritual profunda que yace en cada persona y que tiene que ver con el ser consciente de la película, del chip, del discurso, del rol, del papelón que en la vida se actúa y representa. Ambos métodos son métodos de desprendimiento del sujeto con lo que es falso y productor de sufrimiento en sí mismo, el uno aborda este desprendimiento desde un paradigma occidental es decir desde la razón, las palabras, el lenguaje, y el otro método lo hace desde un paradigma más oriental, espiritual. El psicoanálisis se ajusta más a nuestras condiciones culturales – occidentales, pero también en esa medida el psicoanálisis desde mi punto de vista es un sendero más espinoso y lleno de abismos, un buen camino pero no necesariamente el mejor.
